Cornelius
Cornelius
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En los valles más antiguos, donde la niebla acaricia las montañas al amanecer y el eco de los ciervos resuena como un canto sagrado, nació Cornelius, el Gnomo con cuernos. No era un gnomo cualquiera. Sus cuernos, finamente curvados como ramas de roble eterno, no eran un adorno, sino un puente vivo con la naturaleza.
Cornelius despertó cuando el último ciervo blanco del bosque dejó caer una lágrima sobre la tierra. De esa gota brotó su espíritu, mezcla de magia ancestral y fuerza salvaje. Desde entonces, se convirtió en guardián de los secretos del monte, aquel que escucha lo que los árboles callan y traduce el murmullo del viento en sabiduría.
Su barba, poblada y entrelazada con musgo, guarda las historias de miles de estaciones. Sus ojos, verdes como la profundidad del bosque, brillan con la calma de quien ha visto el ciclo eterno de vida y renacimiento.
Cornelius no habla mucho, pero su sola presencia inspira respeto. Los gnomos jóvenes buscan en sus palabras el coraje, y los animales se acercan a él como si fueran viejos amigos. Se dice que, cuando alguien coloca una figura de Cornelius en su hogar, las raíces del destino crecen más fuertes, y las decisiones se toman con la certeza de la tierra firme.
Su hogar, tallado en madera de castaño y decorado con líquenes, es un refugio de fuerza y paz. Allí, Cornelius medita en silencio, escuchando los pasos invisibles de los antiguos dioses del bosque.
Adoptar al Gnomo Cornelius es invitar a tu vida la fuerza de lo natural, la calma de los bosques y la voz silenciosa de la sabiduría eterna.
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